Este julio estuvimos por Santiago y Buenos Aires con la familia.
Santiago, como siempre, es una preciosa ciudad, muy limpia y ordenada, con muchos espacios públicos (al menos en las zonas que visitamos) que dan ganas de pasear caminando.
Fuimos al parque del Bicentenario en Vitacura, este parque va a quedar precioso en cuanto desarrollen los árboles, mientras tanto es bonito y grande, con una lagunita y patos, con caminos y bancas para descansar, mucho grass donde me cuenta mi hermana que en verano la gente hace picnic.
Nuevamente fuimos con los chicos al cerro San Cristóbal, les gustó el teleférico y el zoológico. En vacaciones hay demasiada gente, por lo que mejor hubiera sido ir apenas abren, ya que con la multitud no pudimos ver bien al oso polar ni a la cebra. El zoológico es muy bonito, lo único que podría pedir es que se prohíba fumar ya que hay tantos niños que tienen que estar respirando el humo por todos lados.
Fuimos también a pasear a la nieve, a Farellones. Recomiendo llevar mucho abrigo en este mes y un gorrito, sobretodo en la tarde la temperatura es muy baja. Ahí lo que hay para hacer es el tubbing que son unas cámaras como de camión donde uno se sienta y lo deslizan por una cuesta a velocidad, a todos nos fascinó, los chicos super felices, luego nos suben con una cuerda motorizada, así que es muy fácil. En Farellones hay un restaurante que es muy caro, mejor sería llevar un termo y una lonchera térmica con algún sandwich caliente. Al lado del restaurante hay una tienda de algo sobre ski y luego hay una terraza que se supone que es la zona de picnic. Cuando el restaurante está vacío las meseras no dejan que se use la terraza para merendar. Cuando el restaurante está lleno a la hora del almuerzo (lleno de turistas brasileros a quenes al parecer favorece el cambio) la gente que ha llevado refrigerio puede ocupar la terraza sin ser molestada. La mayor parte de la gente que usa la terraza es chilena. Lo mejor para este tipo de paseo sería contratar una movilidad particular de modo que se pueda dejar las mochilas y las loncheras en ella e ir a los diferentes centros de ski cuando ya no se tiene que hacer en uno, sobretodo los que vamos más a pasear y jugar con los chicos en vez de esquiar. Además algunas personas se quejan de la impuntualidad de las movilidades colectivas ya que algunos turistas nada considerados se hacen esperar como si fuera su transporte privado y no piensan en que la movilidad tiene que ir a recoger a la gente en los diferentes centros de ski. A nosotros también nos pasó y terminé resfriada.
Hay un museo de las ciencias interactivas en Santiago, se llama Museo Interactivo Mirador o MIM (Punta Arenas 6711, La Granja por el mall de la Florida). El metro llega cerca, pero de ahí sería mejor tomar un taxi porque para ir caminando nos resultó lejos y los chicos se cansaron mucho. El museo interactivo es muy bonito pero sería mejor ir de mañana porque para la tarde ya todos los talleres están copados y hay que hacer colas para las actividades, lo que hace que uno se aburra esperando.
En Buenos Aires se llevaba a cabo la feria del Libro Infantil y Juvenil. Para nosotros los peruanos los libros de editoriales argentinas aún resultan más baratos que en Lima. Ahí hay actividades para los chicos, actuaciones, etc. es muy divertido. Lo malo es la comida, sería mejor salir a almorzar a Recoleta que está cruzando la avenida. La feria del libro versión para todas las edades la hacen entre abril y mayo, es una feria muchísimo más grande y queda en otro lugar, en La Rural, en Palermo, a donde se puede llegar en metro.
El metro de Buenos Aires no es como el de Santiago. El de Buenos Aires está muy descuidado y sucio, pero el servicio de taxis ha subido de precio demasiado...por llevarnos unas 10 cuadras nos salía como 6 dólares, nomás de arranque si uno va media cuadra ya son casi 2 dólares, además que a los taxistas no les gusta tomar los lógicos caminos por las avenidas sino que pasean a uno por callecitas con semáforos en todas las esquinas así uno reclame, para cobrar más. Luego de gastar una pequeña fortuna en taxis decidimos tomar el metro, claro que sólo de mañana o tarde.
Encontramos Buenos Aires muy cara, la comida no baja de 30 pesos un plato, y la gaseosa entre 5 y 8 pesos en los restaurantes. En el restaurante de pastas La Strada, en el Village Recoleta, por 3 platos y 4 gaseosas pagamos 188 pesos, es decir como si acá en Lima fuéramos a un buen restaurante. Los fetuccini alla carbonara que comí estuvieron ricos, a los chicos no les gustó la lasagna porque tenía otras verduras a parte de la salsa bolognesa. Fuimos también a una parrillada en la calle Ayacucho que la recomendaba un blog, se llamaba El Yugo, y no fue tan buena, por 81 pesos venía una morcilla, un chorizo, dos chinchulines, varios pedazos de asado de tira (que acá es lo más barato) y dos piezas de pollo, acompañado por papas fritas de bolsa. Y era un restaurante antiguo y nada elegante.
Nos ocurrió que por el cambio de horas (son dos adelantadas) no teníamos mucho apetito y antes de almorzar fuimos a San Telmo a comprar unas entradas para el teatro negro en la Trastienda Club. Como ya eran las 4pm buscamos el restaurante del que teníamos un vale de descuento de Amex y lo encontramos cerrado. En eso vimos una especie de panadería grande y antigua donde habían varios turistas comiendo, entramos y pedimos pizza y gaseosas. El lugar se llamaba La Continental. La fanta tenía al fondo un montón de bolitas y la cocacola tenía una especie de telaraña flotando. Fui a reclamar y el mozo y la cajera insistían en que eran las naranjitas del jugo de la fanta y que todas venían así!!!!, ni me entendieron que la fanta es hecha con colorantes y no exprimen ninguna naranja, y de la cocacola ni modo, me la tuvieron que cambiar, desde ahí la atención fue pésima, no trajeron completos los cubiertos, etc. No lo recomiendo para nada.
La ropa y zapatos está muy cara, hay menos variedad que antes.
El centro de la ciudad está muy sucio y la gente fuma desde que amanece y llena todo de humo. Algo está pasando en Buenos Aires que da mucha pena, como que se refleja la crisis que están pasando. Por el momento no recomiendo ir allá. El hotel en que nos tuvimos que hospedar esta vez fue un 3 estrellas, Hotel San Antonio, pero a pesar de esto estaba bueno. La atención muy buena, muy amables, el desayuno era de croissants, pan de molde que uno podía tostar, mermeladas y esas cosas, yogurt, cereal, leche, café e infusiones. La habitación cuádruple constaba de dos piezas, una tv con cable y frigobar. En la noche había cena que podía ser bife de chorizo, pastas, chuleta de cerdo y por ahí alguna que otra cosa. Ese hotel costaba cerca de 125 dólares la noche y era el más económico cerca de la Plaza San Martín y Puerto Madero.
Al regreso, el aeropuerto de Buenos Aires estaba con los asientos todos rotos y parece que no había un buen control: una señora había pasado una manzana y se puso a comerla en la sala de embarque y otro turista que hablaba inglés había pasado una botella grande (plastilitro) con un poco de agua (que se supone está prohibido en todos los aeropuertos y que sólo se puede tomar las botellitas del dutty free). El barrendero paseaba y no barría nada!.
Bueno, en Santiago ya se sabe que todo cuesta el doble que acá, la comida, el taxi, el cine, etc, pero vale la pena ir a conocer el que no ha ido nunca. Es agradable pasear por sus calles, sobretodo en Vitacura, en las Condes, en Providencia. La Dehesa también es muy lindo pero ahí se llega en auto. El metro a horas en que la gente está trabajando, sigue siendo bueno y sus estaciones también son bonitas, la de escuela militar la han arreglado bien, felizmente.
Agradeceré que envíen sus comentarios y experiencias.
Santiago, como siempre, es una preciosa ciudad, muy limpia y ordenada, con muchos espacios públicos (al menos en las zonas que visitamos) que dan ganas de pasear caminando.
Fuimos al parque del Bicentenario en Vitacura, este parque va a quedar precioso en cuanto desarrollen los árboles, mientras tanto es bonito y grande, con una lagunita y patos, con caminos y bancas para descansar, mucho grass donde me cuenta mi hermana que en verano la gente hace picnic.
Nuevamente fuimos con los chicos al cerro San Cristóbal, les gustó el teleférico y el zoológico. En vacaciones hay demasiada gente, por lo que mejor hubiera sido ir apenas abren, ya que con la multitud no pudimos ver bien al oso polar ni a la cebra. El zoológico es muy bonito, lo único que podría pedir es que se prohíba fumar ya que hay tantos niños que tienen que estar respirando el humo por todos lados.
Fuimos también a pasear a la nieve, a Farellones. Recomiendo llevar mucho abrigo en este mes y un gorrito, sobretodo en la tarde la temperatura es muy baja. Ahí lo que hay para hacer es el tubbing que son unas cámaras como de camión donde uno se sienta y lo deslizan por una cuesta a velocidad, a todos nos fascinó, los chicos super felices, luego nos suben con una cuerda motorizada, así que es muy fácil. En Farellones hay un restaurante que es muy caro, mejor sería llevar un termo y una lonchera térmica con algún sandwich caliente. Al lado del restaurante hay una tienda de algo sobre ski y luego hay una terraza que se supone que es la zona de picnic. Cuando el restaurante está vacío las meseras no dejan que se use la terraza para merendar. Cuando el restaurante está lleno a la hora del almuerzo (lleno de turistas brasileros a quenes al parecer favorece el cambio) la gente que ha llevado refrigerio puede ocupar la terraza sin ser molestada. La mayor parte de la gente que usa la terraza es chilena. Lo mejor para este tipo de paseo sería contratar una movilidad particular de modo que se pueda dejar las mochilas y las loncheras en ella e ir a los diferentes centros de ski cuando ya no se tiene que hacer en uno, sobretodo los que vamos más a pasear y jugar con los chicos en vez de esquiar. Además algunas personas se quejan de la impuntualidad de las movilidades colectivas ya que algunos turistas nada considerados se hacen esperar como si fuera su transporte privado y no piensan en que la movilidad tiene que ir a recoger a la gente en los diferentes centros de ski. A nosotros también nos pasó y terminé resfriada.
Hay un museo de las ciencias interactivas en Santiago, se llama Museo Interactivo Mirador o MIM (Punta Arenas 6711, La Granja por el mall de la Florida). El metro llega cerca, pero de ahí sería mejor tomar un taxi porque para ir caminando nos resultó lejos y los chicos se cansaron mucho. El museo interactivo es muy bonito pero sería mejor ir de mañana porque para la tarde ya todos los talleres están copados y hay que hacer colas para las actividades, lo que hace que uno se aburra esperando.
En Buenos Aires se llevaba a cabo la feria del Libro Infantil y Juvenil. Para nosotros los peruanos los libros de editoriales argentinas aún resultan más baratos que en Lima. Ahí hay actividades para los chicos, actuaciones, etc. es muy divertido. Lo malo es la comida, sería mejor salir a almorzar a Recoleta que está cruzando la avenida. La feria del libro versión para todas las edades la hacen entre abril y mayo, es una feria muchísimo más grande y queda en otro lugar, en La Rural, en Palermo, a donde se puede llegar en metro.
El metro de Buenos Aires no es como el de Santiago. El de Buenos Aires está muy descuidado y sucio, pero el servicio de taxis ha subido de precio demasiado...por llevarnos unas 10 cuadras nos salía como 6 dólares, nomás de arranque si uno va media cuadra ya son casi 2 dólares, además que a los taxistas no les gusta tomar los lógicos caminos por las avenidas sino que pasean a uno por callecitas con semáforos en todas las esquinas así uno reclame, para cobrar más. Luego de gastar una pequeña fortuna en taxis decidimos tomar el metro, claro que sólo de mañana o tarde.
Encontramos Buenos Aires muy cara, la comida no baja de 30 pesos un plato, y la gaseosa entre 5 y 8 pesos en los restaurantes. En el restaurante de pastas La Strada, en el Village Recoleta, por 3 platos y 4 gaseosas pagamos 188 pesos, es decir como si acá en Lima fuéramos a un buen restaurante. Los fetuccini alla carbonara que comí estuvieron ricos, a los chicos no les gustó la lasagna porque tenía otras verduras a parte de la salsa bolognesa. Fuimos también a una parrillada en la calle Ayacucho que la recomendaba un blog, se llamaba El Yugo, y no fue tan buena, por 81 pesos venía una morcilla, un chorizo, dos chinchulines, varios pedazos de asado de tira (que acá es lo más barato) y dos piezas de pollo, acompañado por papas fritas de bolsa. Y era un restaurante antiguo y nada elegante.
Nos ocurrió que por el cambio de horas (son dos adelantadas) no teníamos mucho apetito y antes de almorzar fuimos a San Telmo a comprar unas entradas para el teatro negro en la Trastienda Club. Como ya eran las 4pm buscamos el restaurante del que teníamos un vale de descuento de Amex y lo encontramos cerrado. En eso vimos una especie de panadería grande y antigua donde habían varios turistas comiendo, entramos y pedimos pizza y gaseosas. El lugar se llamaba La Continental. La fanta tenía al fondo un montón de bolitas y la cocacola tenía una especie de telaraña flotando. Fui a reclamar y el mozo y la cajera insistían en que eran las naranjitas del jugo de la fanta y que todas venían así!!!!, ni me entendieron que la fanta es hecha con colorantes y no exprimen ninguna naranja, y de la cocacola ni modo, me la tuvieron que cambiar, desde ahí la atención fue pésima, no trajeron completos los cubiertos, etc. No lo recomiendo para nada.
La ropa y zapatos está muy cara, hay menos variedad que antes.
El centro de la ciudad está muy sucio y la gente fuma desde que amanece y llena todo de humo. Algo está pasando en Buenos Aires que da mucha pena, como que se refleja la crisis que están pasando. Por el momento no recomiendo ir allá. El hotel en que nos tuvimos que hospedar esta vez fue un 3 estrellas, Hotel San Antonio, pero a pesar de esto estaba bueno. La atención muy buena, muy amables, el desayuno era de croissants, pan de molde que uno podía tostar, mermeladas y esas cosas, yogurt, cereal, leche, café e infusiones. La habitación cuádruple constaba de dos piezas, una tv con cable y frigobar. En la noche había cena que podía ser bife de chorizo, pastas, chuleta de cerdo y por ahí alguna que otra cosa. Ese hotel costaba cerca de 125 dólares la noche y era el más económico cerca de la Plaza San Martín y Puerto Madero.
Al regreso, el aeropuerto de Buenos Aires estaba con los asientos todos rotos y parece que no había un buen control: una señora había pasado una manzana y se puso a comerla en la sala de embarque y otro turista que hablaba inglés había pasado una botella grande (plastilitro) con un poco de agua (que se supone está prohibido en todos los aeropuertos y que sólo se puede tomar las botellitas del dutty free). El barrendero paseaba y no barría nada!.
Bueno, en Santiago ya se sabe que todo cuesta el doble que acá, la comida, el taxi, el cine, etc, pero vale la pena ir a conocer el que no ha ido nunca. Es agradable pasear por sus calles, sobretodo en Vitacura, en las Condes, en Providencia. La Dehesa también es muy lindo pero ahí se llega en auto. El metro a horas en que la gente está trabajando, sigue siendo bueno y sus estaciones también son bonitas, la de escuela militar la han arreglado bien, felizmente.
Agradeceré que envíen sus comentarios y experiencias.